Las empresas de Sísifo
De todas las empresas que he emprendido en mi vida, quizá sea esta la que deja más margen al azar. Son tantas las cuestiones que hay que prever, y tantas las que ahora ni se me pasan por la cabeza, y que tendremos que solucionar sobre la marcha, que nunca acabo con la lista de preparativos. Me siento como un Sísifo que una y otra vez repasa la lista, en la que siempre falta algo. A esa constante inseguridad le sumo la incertidumbre sobre como llevaré -y como sobrellevará Antonio- la convivencia continua, durante veinte o veinticinco días en un "recipiente" de unos cuatro metros cuadrados. Antonio y yo, que como diría Pau Donés, somos el ying y el yang, polos opuestos que nunca se juntan, líneas paralelas que nunca se juntan, madera y metal, dos que se oyen pero no se escuchan, debemos ser prudentes, condescendientes, permisivos, contar hasta mil y, sobre todo, callar, callar mucho. Demostrar el porqué tenemos una sola boca y dos orejas, en lugar de dos bocas y una sola oreja. Así, con seguridad haremos frente con exito a la gran cantidad de problemas que se nos avecinan. Así, sacaremos adelante este proyecto. Así podremos afrontar cualquier empresa. Incluso la de establecernos como agentes inmobiliarios en Africa si hiciera falta. Y ya quedan 30 días.
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