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lunes, 9 de julio de 2007

Mamoncetes

Antonio ha sido malo. José Noguerol, el Ingeniero Jefe, también. Y digo malos por decirlo de forma suave. Porque a mí me gustaría decir -aunque eso aquí no está bien escribirlo- que han sido unos mamoncetes, unos crápulas, unos desahogados, unos mamelucos, unos desaprensivos, unos calaveras, y otras muchas cosas que por aquí no se pueden poner ni decir.
Y lo afirmo con conocimiento de causa.
Resulta que Antonio, -mamoncete 1- para probar el coche y con la excusa de despedirse de unos familiares, le pareció oportuno irse para Sevilla y Huelva el viernes, en el Marbella y a las cinco de la tarde, que es a la hora en que los toreros y los que conducen un Marbella demuestran que se tiene lo que hay que tener. A las 9 o las 10 de la noche me llama y me dice que la aguja de la temperatura no baja de "lo rojo", y que con esa mierda de coche no pasamos de Despeñaperros. Que como esa misma noche va a estar con José Noguerol -mamoncete 2-, le va a explicar que eso es una cafetera, y que hay que poner dos radiadores y dos ventiladores, y no se que leches más me explica. Que ya me llamará cuando tengan algo claro. Consecuencia: Acojone absoluto. 10 días antes de irnos y el coche es una puñetera mierda. Nos hemos ocupado de todo al milímetro, menos de lo principal, el coche.
Al mediodía siguiente, -el acojone ha ido a más, puesto que no recibo llamada de nadie...-, llamo a Antonio, y me dice que me pasa al teléfono con José, porque hay malas noticias. Mamoncete dos, muy en su papel, me dice que el gilipollas de Antonio le pegó ayer un calentón al coche, que se le ha ido la junta de culata, y además no sabe cuantas cosas más se habrán roto. Que lo van a montar el lunes en una grúa y lo traerán a Córdoba. Que cuando lo abran ya verán si sirve algo o hay que cambiar el motor. Que en fin, no sabe si tiene arreglo, si hay que cambiar el motor, si servirá algo de las piezas nuevas, si se podrá salir desde Madrid o el coche no llegará a tiempo,...bla,bla,bla. Después de estar así, sin parar, cinco minutos, mamoncete dos me dice de pronto que es una broma, que me pasa a mamoncete uno, que se está poniendo morado de gambas. Mamoncete uno me dice que el coche va como la seda, que no se calienta, que lleva una velocidad constante de 100 o 110 kilómetros por hora y ni pestañea....
En ese momento no reacciono adecuadamente, y solo me da tiempo a hacer referencia a sus familiares más cercanos, a sus santos progenitores, así como a ellos mismos, pero no con la intensidad con que hubiera deseado. Pero es que la flojera de piernas no me permitía permanecer de pie a la vez que les insultaba. En definitiva, unos mamoncetes.

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